Vaya. Ahí está, hecho una pelota con su moto. El gafe de Sete le dio un golpe y se cayó, y en Dwarfilandia estamos muy tristes. La única esperanza que tenemos es que pueda correr la semana que viene y se encuentre bien. Hay un silencio que se corta con cuchillo en la mina. Nadie quiere hablar y todo el mundo lleva pañuelos en la mano. Esto es como cuando se murió Blancanieves y todos fingimos que era horrible, sólo que esta vez ha pasado de verdad.
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